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Carrito

Tal y como dice el refrán gallego: «Entre as nove e as dez deixa a noite para quen ê» (entre las nueve y las diez deja la noche para quien es).

Galicia tierra de meigas y leyendas ha sido siempre un lugar en el que la magia siempre está muy presente. Una de sus fábulas más conocidas tanto en nuestro país como en el extranjero es la de la Santa Compaña. Mito o realidad muchas son las personas que afirman haberse cruzado con ella pero… ¿quién o qué es realmente?

Según la leyenda se cuenta que un grupo de espectros vagan sin rumbo fijo durante la noche por las sendas y los caminos de las tierras gallegas. Al frente de la aterradora comitiva, que siempre va perfectamente alineada, un hombre portando una cruz y un caldero con agua bendita, camina escoltado por una hilera de almas que vagan anunciando un mal augurio,

Se cree que el origen de esta historia que aterraba a niños y pastores tiene su origen en ciertas leyendas de la época medieval del centro norte de Europa en las que se cuenta que almas montadas sobre caballos, con ropas de explorador y acompañadas por perros rastreadores, aparecían en los pueblos para traer una tragedia.

Del mismo modo, se dice que la persona que guía la Santa Compaña, un ser vivo, está a punto de sufrir una desgracia y cruzar al mundo de los muertos si no consigue liberarse de su cruz haciendo entregado al «afortunado» que se cruce en su camino y adquiera el desafortunado legado.

Es conocido por el clamor popular que durante las noches pueden verse entre los árboles hileras de velas que recorren los senderos pero estas almas solo dejan un rastro de viento, niebla y olor a cera.

El Camino De Santiago es un lugar en donde los peregrinos aseguran haberse cruzado desde tiempos remotos con esta procesión de almas, también conocida como Huespedea, Estadea o Genti de Muerti, motivo por el cual, a lo largo de todos los caminos de tierras gallegas podemos encontrarnos con los famosos Cruceiros, cruces que protegen a los peregrinos que recorren estos parajes estrechamente vinculados con lo oculto y lo paranormal.

Si por un capricho del destino alguien se cruzase con tan poco agraciada compañía, debe dibujar un círculo en el suelo y meterse dentro, bocabajo y rezar para tratar de salvar su alma, según cuenta la tradición. Es por ello que tras la caída del sol los aldeanos cerraban sus contraventanas y atrancaban sus puertas para alejar a la mala suerte de sus vidas.

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