En marzo de 1974, al noreste de Xi´an, un agricultor que faenaba en el campo junto a sus hermanos empezó a cavar un pozo cuando por casualidad su pala chocó contra una superficie extraña que poco tenía que ver con la geología del terreno. Ante su asombro, y tras creer en un primer momento que se trataba de una imagen de Buda, descubrieron que se trataba de un guerrero de terracota.
Aquellos hombres de la provincia china de Shaanxi, habían realizado uno de los más importantes descubrimientos arqueológicos del siglo XX: un ejército de más de 8000 guerreros de terracota de tamaño real, junto a sus caballos, estaban enterrados junto a su emperador Qin Shi Huang perteneciente a la Dinastia Qin.
Todas estas figuras fueron esculpidas con gran habilidad en el siglo III a.C. bajo el mandato de Qin Shi Huang, el emperador de la primera China unificada. Sorprenden sus detalladas reproducciones ya que cada uno parece expresar su propio carácter. Pero la realidad es que sus rostros se basan en 10 modelos básicos.
Los Guerreros de Terracota se hallaron enterrados en perfecta formación y atrincherados tras muros de ladrillo, en posición de defensa. La reproducción de sus armaduras, de sus rostros, de sus bigotes, de sus miradas, nos permite hacernos una idea del poder de tan magno ejército y de la importancia de su Emperador.
Pero este colosal mausoleo esconde más misterios referentes tanto a sus guerreros como al lugar de reposos de Qin Shi Huang. En los años 70 se descubrieron más fosas en las que se hallaron guerreros montados a caballos, carruajes y demás objetos bélicos todos a tamaño real.
Además la pirámide en la que fue enterrado el Emperador todavía no ha sido abierta guardando en su interior sus restos así como un extraño secreto. Se dice que Qin Shi Huang podría haber muerto envenenado y que su cámara funeraria podría estar rodeada por ríos de mercurio que dificultarían y supondrían un grave peligro para aquellos osados aventureros que pretendiesen correr el riesgo de intentar profanar el sepulcro.
Estudios científicos realizados recientemente han dado muestras de que el suelo del lugar tiene concentraciones particularmente elevadas de mercurio, pero sigue siendo un enigma si realmente los hombres del emperador podrían haber llegado a producir tanto metal líquido.
Parece que esta misteriosa tumba sigue encerrando sus enigmas y protegiendo con sus más de 8000 soldados el reposo eterno de Qin Shi Huang.