Muchas son las leyendas que a lo largo del territorio español hablan de pueblos malditos en los que pueden oírse escalofriantes voces, ruidos extraños, o sentirse presencias que ponen la piel de gallina hasta al más valientes pero, sin duda, el pueblo más famoso del territorio nacional, en referencia a sucesos paranormales, es Belchite.
A lo largo de su historia, este pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza ha estado marcado por el dolor y las atrocidades de la guerra. Ya desde las guerras púnicas este lugar ha estado en el ojo del huracán, pero fue en 1809 cuando tuvo lugar la famosa Batalla de Belchite, durante la Guerra de Independencia, que enfrentó a españoles y franceses. Napoleón Bonaparte obtuvo una aplastante victoria lo cual le llevó a hacer grabar el nombre de Belchite en el mismísimo Arco del Triunfo de París.
La I Guerra Carlista de 1838 también eligió este pueblo como escenario de sangrientas batallas pero no fue hasta la Guerra Civil Española, en 1937, que este municipio sufrió la asolación por parte de las encarnizadas y cruentas batallas que tuvieron lugar en sus calles. El enfrentamiento entre republicanos y franquistas contabilizó más de seis mil bajas y el pueblo quedó totalmente desolado por la contienda. Tras el triunfo franquista se prometió que Belchite sería reconstruido y sus habitantes obtendrías de nuevo sus viviendas pero, la realidad fue muy distinta, las casas construidas se pusieron a la venta y los habitantes de la zona decidieron emigrar a pueblos vecinos convirtiendo Belchite en un pueblo fantasma.
Los estudios llevados a cabo por investigadores del mundo paranormal han demostrado que numerosas voces, psicofonías, presencias escalofriantes, gritos, repicar de campanas o extraños ruidos pueden percibirse en este pueblo “maldito”. Este fenómeno ha provocado que sean miles los turistas que anualmente deciden acercarse hasta este lugar para comprobar, por sí mismos, la veracidad de los hechos e historias que se cuentan sobre Belchite. Leyendas sobre fantasmas que recorren sus calles potenciando la ya tétrica atmósfera que puede sentirse entre sus ruinas. Un verdadero museo de los horrores que quedará como constancia del sufrimiento de la guerra.
