Quizá estas dos palabras pueden dar lugar a extensas tertulias a favor y en contra de la misma pero lo cierto es que, a día de hoy, nos guste más o menos, o incluso sin que hayamos oído hablar de este término, la Inteligencia Artificial está muy arraigada y, tal vez, incluso desarrollada en nuestra sociedad actual.
Resulta casi aterrador el comprobar en nuestros smartphones la capacidad de estos de mostrarnos la publicidad sobre viajes, alimentos, coches, o cualquier otro artículo del que hemos estado hablando recientemente con algunos de nuestros amigos o familiares. Sin duda la tecnología avanza a gran velocidad y del mismo modo nuestros datos personales forman parte de un gran almacenamiento conocido como Big Data.
Quizá, uno a uno, cada una de las personas no ofrezcamos una información destacada o relevante, dadas nuestras vidas comunes pero, al unirse en un conjunto, cada una de estas informaciones es capaz de proporcionar los dataos necesarios para crear un conjunto de información que es necesaria para el buen desarrollo y el éxito de la Inteligencia Artificial.
Pese a la alerta (incluso el terror) que ciertas películas de Hollywood, artículos de prensa o pensamientos oculistas han instalado en la conciencia popular, la IA (como comúnmente se le conoce) ha llegado al mundo para ayudar a la humanidad y lejos está de convertirse en un enemigo computerizado que acabe apoderándose de nuestro planeta y extinga por completo a la raza humana; o al menos eso quiero creer a día de hoy.
Seguramente podamos extendernos en un amplio debate a favor o en contra de la Inteligencia Artificial, dependiendo de los puntos de vista de cada uno o del lugar y empleo que una persona pueda tener, pero lo cierto es que este avance tecnológico es capaz de ayudarnos a evolucionar y proporcionarnos soluciones que las personas, raramente, están dispuestas a realizar.
Muy por encima y abreviadamente debemos saber que:
Los datos que hacen que la IA sea más competitiva e inteligente deben introducirse en el motor de la IA y esto hace que ésta necesite de menos intervención por parte de las personas para funcionar correctamente. Por lo que, cuantas menos intervención humana requiera la IA, más cerca estaremos como sociedad de apreciar todo el potencia de la misma Inteligencia Artificial o Big Data.
De ahí es de donde nace la idea de que finalmente esta gran cantidad de información podría llegar a provocar que la Inteligencia Artificial acabase convirtiéndose en un verdadero enemigo y fuese capaz de auto-realimentarse para expandir cada vez más sus conocimientos y sus habilidades, gracias a un interés oculto y perverso, que le permitiese abolir nuestra civilización.
Pero la Inteligencia Artificial se basa en algoritmos y estos algoritmos no tienen vida propia sino que son pura matemática que tienen la habilidad de aprender de las tendencias y patrones del comportamiento humano. De ahí que nuestro teléfono móvil nos muestre opciones de compra o recomendaciones de rutas en el navegador de nuestro coche.
De todas formas veamos qué nos depara el futuro y cómo evoluciona la Inteligencia Artificial en los diferentes ámbitos y campos de nuestra vida personal, social, laboral, sanitaria, militar…
