Sin duda el ser humano siempre ha tenido la mirada puesta en el cielo y la Luna ha sido el objetivo que durante años ha querido conquistar. No fue hasta 1958 que los Estados Unidos de América crearon su Agencia Espacial o más conocida como NASA, en una carrera a contrarreloj contra la Antigua Unión Soviética por el dominio del espacio y la demostración de poder en tiempos de la guerra fría; los Estados Unidos no escatimaron, ni dinero ni empeño, en conseguir hacerse con la victoria de lo que se denominó la carrera espacial internacional. Tras reclutar a los cerebros internacionales más prestigiosos, los EUA estaban preparados para dar el salto al espacio en la que se denominaría misión Apolo, que se basaba en llevar la primera nave tripulada a la superficie de nuestro satélite.
Los privilegiados elegidos para llevar a cabo la misión “Man to the moon” fueron los tres pilotos estadounidenses Neil Amstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, que pese a no ser los primeros en salir al espacio sí que fueron los primeros hombres en pisar la superficie lunar el 16 de junio de 1969, lo que se convirtió, sin duda, en uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX.
Aquella misión de alto riesgo fue grabada y documentada por lo que las imágenes deberían ser recibidas por la NASA en sus instalaciones para actividades tripuladas espaciales de Houston (EUA). Pero, debido tanto al movimiento de la Tierra como al de la Luna, las imágenes deberían ser recibidas en un primer momento por diversas estaciones de seguimiento distribuidas por todo el planeta, siendo la ubicada en la isla de Antigua, en donde Alan Davis estaba al mando de las operaciones, la que le tocó el envió de la bajada por parte de los tres astronautas del módulo lunar teniendo que ser reenviadas por cable submarino a Houston, con un lazo de seguridad de unos diez segundos, tiempo suficiente para eliminar cualquier imagen o contratiempo indeseado.
No fue hasta el momento en el que Alan Davis se retiró que se conoció, mediante sus declaraciones, el que es uno de los mayores secretos que ha guardado el Gobierno de los Estados Unidos. Desde su puesto de control supo que esas imágenes jamás las vería el resto del mundo, así que arriesgando su propia vida, Alan Davis, uno de los ingenieros más importantes del proyecto Apolo, aseguró que en la Luna se encontraron restos de una civilización desconocida.
La NASA siempre ha tratado de desacreditar estas declaraciones pero, ¿realmente se conoce la verdad de lo que los tres astronautas vieron tras su alunizaje?
